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Lanzó al mar los carros de combate
    del faraón y a todo su ejército.
Sus mejores oficiales
    se ahogaron en el mar Rojo.
Las olas los cubrieron,
    se hundieron como piedras en lo más profundo.

»¡Oh SEÑOR! Tu mano derecha
    es gloriosa y fuerte.
¡Oh SEÑOR! Tu mano derecha
    despedazó al enemigo.

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